Monstruos s.a.
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Monstruos, s.a.

Disney esta vez ha podido con Pixar, habrá que esperar al próximo título a ver si es el final definitivo de Lasseter y su sueño.Cada día resulta más difícil distinguir en las publicaciones de cualquier tipo (escrita, audiovisual...) qué es realmente un análisis de una película y qué es publicidad pagada. O mejor dicho, como cada vez es más habitual encontrarnos con que los medios de comunicación pertenecen a grandes grupos, es casi casi imposible que un periodista pueda gozar de “toda la libertad” para enjuiciar libremente, por ejemplo, una película. Así las cosas, la mayor parte de las veces nos encontramos con meros recitados de los datos proporcionados por las propias distribuidoras (a través de los diversos tipos de press-books) o, como mucho, un sucinto comentario en el que nunca se intenta analizar la película en cuestión, sino que se ofrecen datos sobre ella.

¿A qué viene esta larga introducción? Es, en principio, una reflexión que se me ocurre ante la tremenda recepción crítica que está teniendo la última producción de Pixar para Disney, Monstruos, s.a., un título que ha sido definido como el no-va-más del cine de animación, aunque sus méritos reales no llegan, desde luego, a tanto.

Monstruos, s.a. se nos vende como una película innovadora en su temática, al abordar el problema de unos personajes que rodean al mundo de los niños reales y que tienen su propia vida: los monstruos de los armarios. La idea es en sí atractiva, pero no es nueva. De hecho, repite el esquema aplicado a los juguetes en la primera aventura conjunta de Pixar y Disney: Toy story.

En segundo lugar, se nos vende como un gran alarde de diseño y tecnología, tomando como ejemplo la tan cacareada animación de los pelos del monstruo protagonista y, al mismo tiempo, lo ingeniosos que resultan los diseños de los personajes. Correcto. Pero nada nuevo bajo el sol: esa misma exquisita técnica aparece en todos los filmes del tándem Pixar-Disney y en cuanto al diseño, ¿es que ya nadie se acuerda de Bichos?

En tercer lugar, nuevamente la venta nos habla de ese maravilloso mensaje según el cual es preferible que los niños rían a que se asusten. Una gran idea, cierto. Ya es hora de que alguien conteste a tanto dibujo animado hiperviolento y valore un poquito más la risa, el compañerismo, la amistad, el trato amable a todo lo que nos rodea... Un momento, ¿no son precisamente esos los valores que promulgaba Toy Story y Toy Story 2: los juguetes vuelven a la carga?

¿Hay alguien que sepa decirme dónde están las innovaciones de este tipo?Entonces, ¿dónde están las innovaciones de esta nueva entrega Pixar-Disney?

Francamente, no lo sé. Es una película técnicamente impecable, con un diseño muy cuidado, con una temática alejada de las habituales “violencias” infantiles, con mensaje a favor de la risa y en contra del miedo... pero todo eso ya estaba en las anteriores producciones conjuntas. Como también estaban las “tomas falsas” al final del metraje (durante los títulos de crédito), las canciones de Randy Newman (muy atractivas todas ellas) o la aventura de una pareja protagonista (vamos, que en el fondo, casi todas las películas de esta asociación son “buddy movies”). Si tuviera que quedarme con algo “nuevo” yo diría que es la magnífica persecución final entre puertas que conducen a distintos mundos (aunque algunos momentos de su resolución recuerden a las típicas persecuciones, especialmente a la de vagonetas en Indiana Jones y el templo maldito) y con esa media hora inicial en la que asistimos a la presentación de la ciudad de los monstruos y su trabajo cotidiano: conseguir gritos para alimentar su sistema de energía. Ahí sí hay novedad e inventiva. El resto ya estaba en las anteriores películas.

Lo que no había en las anteriores entregas (todas debidas a la mano de John Lasseter, que aquí se reserva el papel de productor ejecutivo, pero no dirige) era esa blandenguería más propia del viejo Disney que del revolucionario Pixar. Lo que no teníamos es que aguantar a una niña bastante repelente empeñada en “asustarnos” con sus gracias. Lo que no habíamos visto nunca era un guión tan descuidado que hacía aguas en el segundo acto, con secuencias absurdas como la que transcurre en el Himalaya con el yeti (¿es que vamos a acabar reivindicando a todos los personajes imaginables?).

Cuando uno ya pensaba que el paraíso existía y que Pixar había encontrado el suyo en el manto protector de Disney va y resulta que no: el paraíso no existe y Disney tiene, sobre todo garras... como ya se encargó de demostrar su exdirector general, Jeffrey Katzenberg, en esa maravilla de la ironía y la mala leche que es Shrek, a cuyo lado estos monstruos son como los enanitos de Blancanieves: trabajan mucho, pero al final nunca acaban de dar la talla.

Sabín

MONSTRUOS, S.A.

Título Original:
Monsters, Inc.
País y Año:
EE.UU., 2001
Género:
COMEDIA
Dirección:
Peter Docter, David Silverman
Guión:
Andrew Stanton
Producción:
Pixar Animation Studios
Fotografía:
Glenn McQueen, Rich Quade
Música:
Randy Newman
Montaje:
Ken Schretzmann
Intérpretes:
V.Doblada: Santiago Segura, José Sánchez Mota. V.O.: John Goodman, Billy Crystal
Distribuidora:
Buena Vista Internacional
Calificación:
Todos los públicos

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